Perder para marcar una lÃnea entre el bien y el mal fue, desde el lunes, la consigna del bloque de Diputados de Cambiemos, cuando se alejaba la opción de llegar a dos tercios para echar a Julio de Vido.
Era una lÃnea que llegaba hasta Mario Negri y Emilio Monzó, aun cuando garantizaban asistencia perfecta de sus dirigidos y esperaban, como siempre en estos casos, un plus de la Casa Rosada para acercar votos de gobernadores afines.
Juan Manuel Urtubey se habÃa anotado primero pero no le siguieron muchos y en la reunión de bloque del martes, cuando abrumaba el clima de derrota, se escucharon las primeras quejas por el rol de Rogelio Frigerio, nexo con los mandatarios provinciales.
"Es la primera vez en la historia que los partidos provinciales no votan con el Gobierno en todas las sesiones. No sé qué negocian con ellos", apuntó un diputado de los importantes, acaso sacándose la responsabilidad de encima. La única excepción fue el frente gobernante de Misiones, que hasta logró ausentar a un diputado del FpV-PJ.
Miembros de la bancada de Cambiemos se sintieron expuestos por la Casa Rosada, que los enviaba a una derrota previsible. Pero acaso el mensaje polÃtico más profundo sea aún más inquietante: Al Gobierno ya no le alcanza con agitar el "espanto" de Cristina para alinear a los gobernadores peronistas, que por muchos motivos hoy acumulan agravios y facturas pendientes con Macri.
Pero otros diputados vieron con agrado unir al peronismo para salvar a De Vido y hasta hablaban de una supuesta jugada maestra de Marcos Peña, quien minutos después de la sesión fue a pedir el voto para Cambiemos en "A dos voces", el programa estrella de TN.
"Estamos a 15 dÃas de una elección y la definición de si ganó la impunidad o no, la van a definir los argentinos con su voto soberano en las urnas cuando van a poder definir qué valores quieren", fue el mensaje del jefe de Gabinete.
Su visión confronta con el ala más dialoguista del Gobierno, encarnada en Frigerio y en Emilio Monzó, artÃfices del respaldo legislativo que emisarios de algunos gobernadores y los bloques de Sergio Massa y Diego Bossio dieron el año pasado.
La sintonÃa se cortó para siempre en el debate de Ganancias, porque Monzó, por orden de Peña, no pudo negociar con quienes habÃan sido sus dos aliados del año.
Y la Cámara de Diputados fue este año un laboratorio de proyectos truncos de Cambiemos, más interesado en plantear posturas polÃticas que en conseguir leyes.
Se vio en el debate del régimen penal empresario, que terminó con el rechazo del artÃculo clave del Gobierno, en una discusión apurada por el oficialismo aun sin los votos para aprobarla como querÃan.
Como este miércoles, aquel fracaso terminó con los diputados de Cambiemos hablando de una unidad peronista que refleja el pasado.
En el caso De Vido, Massa y Bossio se plegaron a la embestida oficial pero en la sesión no pudieron sentar a todos los miembros de sus bloques. Y nadie estuvo encima de ellos para marcarles tarjeta.
De hecho, a muchos diputados de Cambiemos los desconcertaron las gestiones de Frigerio en las provincias, algunas auspiciosas como la del chubutense Mario Das Neves, quien negocia un nuevo esquema de puertos patagónicos y no quiso fallarle al Gobierno. El kirchnerismo llamó sin éxito a sus diputados para ver si querÃa usar la sesión para tomarse revancha.
Sobra furia contra los 5 diputados del Movimiento Evita por su defensa a De Vido, mientras sus lÃderes reciben miles de planes sociales del gobierno provincial y nacional. Son los reproches que, tarde o temprano, Peña le acerca a Macri.
La tensión de Monzó pudo notarse en los dÃas previos. No fue a la reunión de Gabinete del martes, donde sà estuvo Negri y nada se habló de la sesión del miércoles.
Aún en esas horas, diputado kirchneristas o del Bloque Justicialista hablaban de sortear presiones oficiales y sostener al ex ministro. Lo consiguieron. Pero, de a ratos, parecÃan no estar solos en el festejo.
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Al indio ecuatoriano que le gusta tanto simplificar las cosas, le convendría conocer esta simplificación de las víctimas de este sistema, que les van a proporcionar una derrota humillante: "Los de antes eran corruptos, pero comíamos todos los días. Los de ahora son mucho más corruptos y nos cagan de hambre". ¿Conclusión? "Nos importa un carajo la corrupción".